Panamá, 29 de septiembre 2015. “Son más de 15 años de interactuar con turistas de todas partes del mundo que llegan a degustar la riqueza artesanal del país”, confiesa orgullosa Natalia Porras, una artesana de la etnia kuna, y quien ocupa uno de los 42 cubículos del Mercado Artesanal Municipal, ubicado en las faldas del Cerro Ancón, ciudad de Panamá.
Su suegra, Pbuvnabipi (buena persona en kuna) Galindo, amante de las artesanías y la primera en iniciar la venta de este producto en el otrora Parque Steven Circle, en el antiguo correo de Balboa, enseñó a Natalia, todo lo que hoy sabe.
Pese a su experiencia, esta artesana con residencia en Vacamonte, es consiente que en la capacitación está la respuesta al perfeccionamiento de sus productos y poder competir en el mercado nacional e internacional, por lo que iniciará los cursos en gestión empresarial dictado por la Autoridad de la Micro, Pequeña y Mediana Empresa (AMPYME).
Natalia, madre de cuatro hijos (19, 24, 27 y 32 años), todos profesionales, reconoce que en programas de la AMPYME , como el de Capital Semilla, se proporciona un fondo concursable, no reembolsable, para fomentar la inclusión de las micro, pequeñas y medianas empresa en el mercado local e internacional.
Vinculada a la iglesia Bautista, Natalia Porras, de 54 años, asegura que la constancia y puntualidad han sido sus principales virtudes. “Hace unos meses a las 7:00 am. en punto, varios autobuses repletos de turistas extranjeros, visitaron este mercado y compraron todas las artesanías de los cubículos abiertos”, nos dijo, resaltando el valor de la diligencia y la formalidad.
La artesana estima que acceder a los cursos de capacitación, los artesanos dedicados a la confección de carteras, cuadros, bolsas, guantes, molas, sombreros y otros productos, recibirán las herramientas administrativas y obtendrán mayores ganancias.